La dignidad hay que devolvérsela a la política. Los argentinos, desde la cuna a la sepultura somos personas dignas. Señora, la política no puede, ni debe moralmente vetar lo que el congreso aprobó para el pago del 82 por ciento móvil para los jubilados. Señora, la política debe devolver los miles de millones que le arrebataron a los jubilados, con el mismo valor adquisitivo que tenia en su momento más el 35 por ciento de inflación, más intereses similares a los de usura que se pagaron a Venezuela. Señora, la política aplicada para imponer la minima de las variables al pago de los jubilados dándole un 17 por ciento cuando la inflación supera el 30 por ciento es a todas luces un atropello imperdonable. Señora, la política debe respetar los fallos de la Corte Suprema de la Nación y los pactos firmados con la OEA para el pago en tiempo y forma de los juicios favorables a los jubilados, cosa que no se cumplen. Señora, la política primero veta el pago, luego efectúa el despojo de los bienes de los jubilados, tercero los crucifica con la minima de las variables y, cuarto, no les paga los fallos. Todas estas actitudes demandan la mayor estafa concebida en la historia de la humanidad que se llevara a cabo en país alguno. Esto es una agresiva provocación, tentando a que los jubilados hagan justicia defendiendo sus derechos con manos propias.
Señora, la política no puede ni debe permitir la inflación, que además de perder el valor de la moneda, genera pobreza, indigencia y muchas muertes por necesidades.
Señora, la política no puede ni debe permitir la corrupción, que es el cáncer de la sociedad. Gracias a Jaime, hoy todos los ciudadanos viajan sentados y con aire acondicionado, por favor esto no se lo vaya a creer: en realidad viajan como animales. Señora, la política no puede ni debe permitir la entrega de los recursos naturales, la contaminación del medio ambiente, la deforestación, la gravísima extranjerización de las tierras. Se equivocan aquellos jueces que pisotean la antigüedad de los originarios quitándoles la madre tierra heredada.
Señora, la política no puede ni debe permitir la destrucción de los glaciares que son sagrados, aunque existan quienes no lo consideren como tal. No puede ni debe permitir que el narcotráfico se apodere del país, de la trata de blanca. Señora, que se hayan usado bases aérea para el tráfico de drogas, el robo de municiones y de armamentos de depósitos militares, habla de un profundo y lamentable daño, causado a las estructuras de las fuerzas que deben garantizar la soberanía nacional.
Señora, estoy seguro que a usted nunca le mostraron este canal.
La política es devorada por las ambiciones, produciendo un vacío de poder y luego deviene el caos, y la descomposición social produciendo lo que nadie quiere que pase. Señora, la política es un animal salvaje, que respeta únicamente a quien reconoce capacidad para ejercerla. A veces, circunstancias de la vida nos colocan en un escenario que no es el propio y cuesta reconocerlo.
Señora, la política está cambiando, el mundo está cambiando la política, nadie quiere que nadie se eternice en el poder, lo que ha constituido una falla de la humanidad. El mundo se ha levantado en una revolución social, y cultural, revolución que no tardara en llegar a Latinoamérica, incluyendo también a nuestro país. Señora, vea en mí solamente a un ciudadano que ama a su país por encima de toda otra condición. (B. Shaw, los políticos como los pañales hay que cambiarlos cada tanto por los mismos motivos).
M. Attias – DNI .4055.724 –[email protected]
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