El espíritu va acompañando al tango, donde el espíritu de la peña.
Nace en casa de Pepe Deleo, y para crecer, cada uno de nosotros pone y da lo mejor que puede y por supuesto el corazón.
El tango, que es el centro de nuestras aspiraciones, debe extender sus redes; es decir, salir del centro, de vez en vez, recorrer distintos lugares, ganar gente joven. Tenemos seguidores y esta amistad puede ser más amplia, y a través de estas personas, conseguir presentaciones en distintos lugares.
Para lograr difundir lo nuestro y darnos a conocer, deberíamos en primer lugar, tirar todos para el mismo lado, desear lo mismo para beneficio de todos los integrantes.
¿Cuál es el mayor deseo? CANTAR, cantamos en casa de Pepe, con la ilusión de poder cantarle a San Pedro, después vendrían otros lugares como Santa Lucía, Gobernador Castro, El Tala y otros. Tenemos que movernos si queremos crecer. Pepe y Mary mantienen ese espíritu en su casa, pero a ese espíritu hay que darlo a conocer. El espíritu del tango no debe morir.
Nuestro fin no es ganar dinero sino difundir esta, nuestra música. El tango. Darlo a conocer, hacerlo gustar, hacerlo querer, no se quiere lo que no se conoce. Hay gente en San Pedro, que no sabe que la peña existe. ¿Por qué no llevarles la peña a su barrio? Sembremos la semilla y algún día la semilla crecerá y se expandirá para beneficio de todos y en especial del tango.
No bajemos los brazos nunca, sigamos adelante, dejemos las malas ondas atrás, y que nos sigan sólo aquellos que estén dispuestos a trabajar acá, allá, donde sea que se pueda llevar nuestra música.
No nos conformemos con poco, porque para que la peña tenga éxito, necesitamos trabajar, movernos y aprender cada día un poco más.
¿Quién dijo que acaso no sirve soñar?…
H Negro E. Blázquez,
Peña de tango “Noche de tango entre amigos”
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