Oficina de quejas: Roberto Grimoldi, 17 años gestionando la subdivisión de un terreno
Los trámites refieren a un loteo al que aportó luz, alumbrado público y agua, de acuerdo a lo establece la ley. Siempre pagó los impuestos y las tasas. Sin embargo, de manera constante le reclaman algo nuevo o directamente le hacen "descansar" el legajo para demorar la escrituración. Además, dijo tener que tolerar que lo traten de estafador.
“Hice todos los servicios de un loteo, presentando planos en La Plata (Dirección de Geodesia) y ya llevo 17 años haciendo trámites si tener una definición”, dijo Roberto Grimoldi en Sin Galera, quien viene luchando por la subdivisión de un terreno en proximidades a Celupaper.
“El último trámite en ARBA lo demoran, lo cajonean y la gente que tiene uno de esos lotes se queja, dicen que soy un estafador”, explicó Grimoldi, agotado de la burocracia administrativa.
Cada vez que le solicitaban un papel, lo presentaba. Contrató un agrimensor para llevar adelante la tarea engorrosa y cumplió con las normativas vigentes, como todo predio que desee lotearse, que debe tener determinados servicios: “Pagué alumbrado público a razón de 5 mil dólares por parcela actuales, y también llevé el agua. Las cloacas no eran obligatorias, pero una parte está hecha. Todo resultó muy oneroso”.
Además, del predio situado en Av. 3 de Febrero 3300, mantuvo los impuestos provinciales (ARBA por Impuesto Inmobiliario costó 5 millones de pesos el año) y las tasas municipales al día.
“En estos momentos falta que me aprueben el legajo en La Plata para habilitar las escrituras. Lleva como dos meses cajoneado”, acotó Grimoldi, y narró la experiencia de haber tenido que soportar uno de los rechazos porque una casa construida tiene dos baños y no se decía cuál era el principal.
No se sabe cuándo recibirá la noticia grata, de que lo emprendido no murió en el intento. Pero, algo tiene claro: “Quien quiera hacer todo legal, sin coimas, tarda décadas. No es que el dueño no quiera hacer las cosas bien, sino que no lo dejan”, concluyó.
Su enojo reside en la inmensa cantidad de loteos que sin contar con servicios se han desarrollado en toda la ciudad y sobre los que nadie reclama ni exige lo mismo que se le pidió a este vecino para empezar la tarea que hoy contiene a una gran cantidad de familias en sus terrenos.
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