Operativo por venta de drogas en Hermano Indio: secuestraron cocaína y marihuana
La Justicia ordenó cuatro allanamientos tras una investigación de la División Drogas Ilícitas que empezó el año pasado con el aporte de vecinos que denunciaron la situación ante la titular de la Fiscalía tematizada en comercialización de estupfacientes, Verónica Marcantonio. Hubo agresión a los móviles policiales para permitir que los responsables de los bunkers huyan por los fondos.
Un operativo de la División Drogas Ilícitas con apoyo de la UTOI tuvo lugar este jueves por la tarde en el asentamiento precario conocido como barrio Hermano Indio.
Con autorización de la Justicia y en el marco de una causa que tramita en la Fiscalía tematizada en comercialización de estupefacientes, fueron cuatro los allanamientos que las fuerzas de seguridad desarrollaron en esa zona.
Secuestraron alrededor de 170 envoltorios de cocaína que estaban preparados para su venta, un ladrillo de marihuana y recortes de nylon con los que suelen envolver la droga tras su fraccionamiento.

La investigación comenzó a mediados del año pasado gracias al aporte de vecinos que brindaron información ante la fiscala Verónica Marcantonio respecto del funcionamiento de un "búnker" de drogas en el pasillo del Hermano Indio.
El personal de Drogas ilícitas, a cargo de la investigación, dispuso tareas de vigilancia y averiguaciones en el barrio, lo que permitió llegar a la orden de allanamiento dispuesta por la Justicia.
La policía de Drogas requirió apoyo de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas de San Nicolás (Utoi), puesto que esperaban que en el barrio opusieran resistencia al accionar policial y así fue.

Cuando accedieron a los cuatro puntos señalados para el allanamiento, se percataron de que efectivamente dos de ellos eran "bunkers": no estaban habitados ni en condiciones de que alguien viva allí.
En ese marco, procedieron a su derribo con una topadora que aportó la Municipalidad, cuya Secretaría de Seguridad participó activamente de los operativos.
La tarea no fue sencilla para la policía: cuando llegaron al pasillo, los recibieron a piedrazos y dispusieron niños en el angosto pasillo de acceso al barrio, de manera tal que los responsables de los bunkers pudieran escapar por los fondos, lo que evitó así que sean detenidos.
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