En la columna pasada compartí algunas ideas que están siendo aplicadas en distintas ciudades con respecto a los basurales, los distintos pasos que hay en el proceso de separación de residuos y una reflexión sobre el cuidado del entorno y el medioambiente en el que vivimos. Pero… ¿Qué se hace con todo esto? ¿Por qué me tiene que importar? ¿Qué pasa con el material de reciclaje?
Una vez finalizada la separación de residuos, podemos empezar a hablar de fabricación. Desde asfalto, pisos, revestimientos, abono, muebles, envases, materiales para la construcción y un sinfín de elementos, tanto domésticos como de uso comercial o industrial, los residuos se convirtieron en una nueva clase de materia prima. En síntesis, un gran abanico de materiales con variadas propiedades, que pueden ser reutilizados tanto por individuos, como comercios y empresas que quieran ingresar al mercado con productos innovadores, eficaces y por sobre todo de primera clase. Se cree aún que del reciclado salen derivados de inferior calidad, cuando en realidad es todo lo contrario. Según su tratamiento, podemos estar hablando de un producto nuevo, fiel y con nuevas propiedades.
En sus etapas de reciclado, las distintas composiciones de estos elementos los hacen aptos para distintos usos.
Por ejemplo, si hablamos de cartón y papel, su composición permite fabricar todo tipo de elementos livianos o elementos gruesos y resistentes, pudiendo elaborar nuevos productos que van desde ropa hasta muebles. Lo mismo sucede con el Tetra Pack, que por su composición, nos permite infinidad de productos, desde papel, materiales aislantes, hasta incluso muros de mampuestos.
El plástico, ligero, de alta durabilidad y una gran estabilidad frente a la humedad es ideal para la producción de envases de bebidas y otros líquidos (pudiendo ser químicos), revestimientos, mampuestos, tuberías, etc.
El vidrio, excelente material para el reciclado dado que puede ser reutilizado 100% infinidad de veces manteniendo sus propiedades.
Los orgánicos, ideales para compostar, nos dan la ventaja de poder tener una mejor suelo en la agricultura y la jardinería, pero por sobre todo (y más en nuestra región) para recuperar suelos que perdieron sus nutrientes.
El aluminio nos permite volver a crear nuevas láminas con infinidad de usos, ya que no pierde sus propiedades. Estamos hablando de crear desde una lata de gaseosa hasta piezas fundamentales de aviones.
Los escombros, perfecto para el reciclaje, se generan en grandes cantidades y no es muy difícil su clasificación y reutilización.
La chatarra, compuesta por metales férricos, hierro y acero, o no férricos, cobre, aluminio, estaño, cinc, plomo, níquel, pueden volver a la industria y salir completamente renovados en un nuevo catálogo de aplicaciones.
Pensando en la ciudad, estos son solo algunos de los materiales que pueden volver al circuito dejando de ser “basura” y con incontables beneficios para quienes sepan aprovecharlos. Las cosas están cambiando; en mi opinión, incorporar estos conocimientos y aceptar que todo esto ya está en marcha, puede traer grandes soluciones tanto en el ámbito doméstico como también a niveles económicos.