Otra linda idea para copiar: Un proyecto navideño que convirtió a una localidad misionera en un atractivo
Capioví es una localidad de Misiones donde toda la comunidad trabaja durante el año para vestirse de lujo en tiempos de Navidad. Toda la ornamentación se realiza con elementos reciclados.
Los sampedrinos con más años de vida seguro recordarán con gratitud y alegría aquellas épocas doradas de las “Primaveras Gigantes” en las cuales los alumnos de los últimos años de las escuelas secundarias ponían manos a la obra, una vez finalizadas las vacaciones de invierno, para construir sus carrozas alegóricas. Esas coloridas esculturas que desfilaban por el centro de la ciudad custodiadas por sus ejecutores, ponían en marcha la imaginación y el trabajo que demostraban las aptitudes artísticas y de ingeniería de cada grupo. El desfile de las carrozas de primavera era el más esperado y convocaba a una multitud, allá por la década del 70.
La comunidad entera se mostraba entusiasta con la propuesta en aquel San Pedro pujante. Una idea que quizá podría repetirse imitando a esta localidad misionera donde cada habitante cumple una misión diferente: recuperar elementos en desuso como envases, botellas o papeles, diseñar adornos, soldar, pegar, pintar e instalar cada uno en el lugar indicado y después, disfrutar de la tarea cumplida.

La finalidad es crear con material plástico reutilizable y generar un contexto social de trabajo, solidaridad, momentos compartidos y conciencia de cuidado del medioambiente.
Ese clima festivo y entusiasta es el que se vive en la localidad misionera de Capioví desde el año 2009 por impulso de un grupo de catequesis. Cada año el evento comienza con el primer domingo de Adviento, cuatro semanas antes de la Navidad.
Los amplios espacios con los que cuenta el pueblo se ponen a disposición de los diferentes grupos de vecinos de todas las edades y cada uno se dispone a hacer lo suyo, siguiendo los pasos del proyecto mayor. Y así, la localidad comienza el sueño de convertirse en un “pueblito navideño”.
Un mes antes del 25 de diciembre, las calles se visten de fiesta con colores rojos, verdes y blancos, con brillos y luces que componen una verdadera fiesta de la que también participan artesanos, puestos de gastronomía y artistas invitados.
El evento ya ha trascendido las fronteras de Capioví, este pueblo fundado por alemanes, dedicado principalmente a la actividad yerbatera y celulósica, a mitad de camino entre la capital provincial y la turística Puerto Iguazú, promete convertirse en una atracción navideña argentina y podría ser una buen ejemplo a imitar para las escuelas e instituciones sampedrinas que quieran volver al tiempo del armado de las carrozas de aquellos inolvidables ‘70
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