Pocos saben que la ordenanza N° 5.442 sancionada en el año 2004 prohíbe expresamente la presencia de animales en el predio del Paseo Público.

Con varios argumentos, esa norma impone algo difícil de creer en los tiempos que corren si se toma en cuenta que los primeros “infractores” son los animales callejeros.

Araceli salió a preguntar a la población qué saben de esta norma, qué creen y qué proponen hacer. Todos coinciden en que debe existir la obligación de juntar los excrementos de la mascota propia, pero la mayoría desconoce que cada vez que ingresa a pasear a su can es pasible de una infracción.

Como tantas otras ordenanzas hay que hacerla respetar, derogarla o moficarla, porque hasta el momento no hay antecedentes de multa alguna a alguien que haya cometido la infracción de llegar al predio con su mascota, algo que se ve a diario.

El texto dice: “Art. 1º.- Prohíbase, a partir de la promulgación de la presente, el ingreso con animales al Paseo Público Municipal ubicado en calle Juan de Garay y delimitado entre el Balneario Municipal y el Club Náutico San Pedro. Art. 2º.- El Departamento Ejecutivo Municipal colocará en el predio del Paseo Público Municipal cartelería adecuada y suficiente donde conste la prohibición contenida en el artículo anterior”.

Tanto el primero como el segundo ya están perimidos. El predio propiamente dicho ahora se extiende al paseo Agenor Almada hasta el límite con el complejo Safari. En cuanto a la cartelería, brilla por su ausencia.

La parte más interesante de la norma es la que expresa los fundamentos de los concejales que por entonces aprobaron la restricción:

“Que el Paseo Público municipal ha sido aceptado por toda la comunidad como un lugar de esparcimiento y recreación familiar” y que “concurren diariamente numerosos vecinos a realizar diversas actividades físicas”.

“Que diariamente niños de todas las edades disfrutan de este lugar, en el que realizan deportes, aprenden a andar en bicicletas, realizan juegos, etc.” y que “todas estas actividades suelen verse seriamente dificultadas por el ingreso de animales, especialmente perros que molestan a grandes y chicos, con el consecuente peligro de que se produzcan ataques, mordeduras o accidentes”.

“Que además puede verse cómo algunos dueños de animales ingresan con sus perros al Paseo Público municipal sin preocuparse por las defecciones que sus mascotas dejan esparcidas por todo el predio, generando condiciones antihigiénicas para quienes concurren al mismo”, dice la ordenanza en su texto vigente.