Pesca indiscriminada: el debate sobre tamaño y especies sacadas del río
La noticia sobre una denuncia por pesca indiscriminada en la zona de San Pedro fue el disparador de cientos de comentarios en la publicación en redes. A favor o en contra, por su relación con la actividad el tema dio para el debate.
La actividad pesquera es uno de los mayores ingresos que las familias costeras del río Paraná tienen para su sustento y eso no es una novedad. Desde que los primeros habitantes llegaron a esta zona, el río fue proveedor de alimento y con el tiempo, las prácticas y la modalidad de trabajo han ido cambiando.
La denuncia fue radicada por un periodista especializado ante la Dirección de Turismo de la Municipalidad al ver y registrar con fotos y videos lo que sucedía en un establecimiento comercial de la zona portuaria, donde se mostraban peces trasladados sin cadena de frío, sin la medida mínima permitida y especies en veda.
Si bien el reclamo cuenta con el respaldo de las leyes provinciales de protección de la fauna ictícola, también es cierto que los controles son escasos y que en algunos casos, se hace caso omiso a lo que las reglas prohíben.
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“Lamentablemente siempre vamos a tener estás acusaciones de parte de gente que se dedica a otra cosa. Depredación y explotación es lo más escuchado cuando se refieren a los pescadores que dignamente con sacrificio y esfuerzo pueden vivir de lo que eligieron", dice uno de los posteos.
"Hay muchas cosas que afectan a la flora y fauna de la zona por ejemplo los areneros, agricultura, explotación ganadera, pero como lo de nosotros no es un negocio millonario y no le llenamos el bolsillo a nadie, siempre nos van a apuntar con el dedo”. Dijeron en otro de los tantos comentarios en defensa de la actividad.
Otros indican que “Hay muchas familias que viven de la pesca desde hace muchos años, las personas que critican a los pescadores son las primeras que van a comprar pescado y después critican”.
Defender el pan de cada día es un derecho, pero siempre y cuando se respeten las normas vigentes, que en este caso rigen desde la Provincia de Buenos Aires.
Tal como lo menciona la nota publicada por La Opinión, han sido varias las ocasiones en las que el área de bromatología ha incautado cargamentos de pescado en tránsito hacia la ruta, sin cadena de frío y con ejemplares que resultan una caja de alfileres por su tamaño, que no llega al mínimo de la medida.
Toda actividad tiene su reglamento y sin discutir ni poner en juicio la modalidad, todos deben acogerse a lo que deben cumplir, para no depredar.
En algunos casos, la pesca es una actividad recreativa y por eso lo que se pesca, si no va a ser llevado a la olla, se devuelve al río para que siga creciendo y multiplicándose.
En el caso de la actividad comercial, muchas generaciones de pescadores saben lo que debe y lo que no deben hacer y otros, sin escrúpulos se llevan “lo que venga” con el método que les resulte más fácil.
La industrialización de la materia prima, para elaborar alimentos balanceados, generó la pesca de ejemplares de cualquier especie y tamaño, todo va a parar a la trituradora, sin desperdicio y de esa manera los ríos quedan sin peces pequeños que puedan crecer y reproducir su especie.
Tal como sucede con los más chicos, también sucede con los grandes “Cachorros”. No son pocas las veces que se recrimina a pescadores que sacan de las aguas ejemplares de varios kilos, que por supuestos tienen varios años de vida bajo el agua y una larga cadena de herederos que van poblando las aguas.
Con denuncias y opiniones, el tema tienen que tomarse con la seriedad y responsabilidad que corresponde y las autoridades competentes serían quienes deberían tomar las riendas cuánto antes para no quedarnos sin peces y aún más sin las especies que ya se encuentran en extinción.
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