“No me asocien pobreza con delito porque aquí en mi barrio nos criamos pobres, metidos en el zanjón de “Mora” y salimos todos trabajadores y dignos”, me dice un conocido comerciante local ahora devenido en dirigente de fútbol de un club que está en la “frontera” indeseable de una zona supuestamente peligrosa. Es la llamada “estigmatización” de la pobreza, de los morochos, ésos que algún movilero intentó inmortalizar en imágenes, cuando sucediera alguna entrega de talleres o mobiliaros de desarrollo social.
Pero no seamos inocentes en este planteo: las altas desigualdades generan lo que se llama TRAMPA DE LA POBREZA, tal cual lo entiende KLIKSBERG, un economista argentino asesor de las Naciones Unidas y de nuestro Gobierno Nacional. Así reflexiona: “un niño que nace en una villa miseria, en una favela, en un barrio marginal, es más vulnerable en salud, generalmente es explotado en el trabajo infantil, sus padres tienen escasa educación y relaciones, la familia presionada por la pobreza suele desarticularse, es muy difícil que termine el secundario. Con todas esas limitaciones y sin escuela secundaria no puede conseguir trabajo en la economía formal. Al estar en la informalidad no tendrá protección en obra social y aportes previsionales, etc.” Una cadena de desgracias!!!
Aquella pobreza digna era la que pintaba ANIBAL DE ANTÓN en sus poesías, la que “las chimeneas fumaban el humo del puchero”, porque el hombre salía a trabajar y la mujer hacía la comida y criaba a sus hijos. Es el barrio que pinta JORGE BOLLA en sus columnas o comentarios, u OLIVERO o BACA!!! La política gubernamental de desarrollo social o desarrollo “humano” debe romper esas trampas, con programas como el ENVIÓN que el Gobierno NACIONAL aporta a la PROVINCIA y ésta a los Municipios. ¿Lo entenderán nuestros funcionarios sampedrinos?
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