Polémica por los buzos de egresados: el caso de un curso con un debate entre padres que ya habían resuelto los chicos
Una mamá de la escuela 6 expuso públicamente su descontento luego de que anularan la votación que hicieron los estudiantes para elegir la indumentaria que los identificará. El tema escaló y en el medio hay un debate sobre costos, colores, materiales, las maneras en las que se toman este tipo de decisiones y las preocupaciones en las que se detienen madres y padres en las comunidades educativas.
Cada año, los estudiantes que terminan su ciclo de la educación obligatoria, jardín, primaria o secundaria, eligen indumentaria que los identifique: el clásico “buzo de egresados”, que a veces es campera, otras las dos prendas y hasta puede incluir remera.
Son decisiones nunca exentas de polémica. Los chicos y chicas debaten, discuten, se enojan entre sí y hasta se pelean por el tema. Generalmente, se resuelve por la vía democrática: una votación de la que resulta el buzo que los identificará de acuerdo a lo que eligió la mayoría, aun a pesar de las férreas oposiciones, que hasta llegan a incluir, en situaciones extremas, modelos distintos dentro de un mismo curso.
En algunos casos, el debate interno entre los estudiantes, que después de todo suele ser saludado como una experiencia en la que la búsqueda de consenso se impone como manera de sortear un conflicto, tercian los padres y allí todo se complica. El que expuso una mamá de la escuela 6 este martes es uno de ellos.
María Luján contó que en el curso de su hijo hubo votación. Eran seis modelos pero se polarizó la votación entre dos. La victoria electoral en el pizarrón, con “escrutinio” fiscalizado por una docente, fue amplia y mayoritaria. No había dudas. La campera negra, azul y violeta había ganado.

Entre los referentes de la oposición hubo quienes decidieron no respetar la elección mayoritaria y advirtieron que no usarían el modelo elegido. Los padres buscaron precios. María Luján contó que era de 4500 pesos. Estaba todo listo pero el diablo, que después de todo es adulto, metió la cola.
“Salió a la luz que ese mismo modelo lo tiene otra escuela, por lo que decidieron, el 15 por ciento de los padres, aproximadamente, que no querían ese modelo”, reveló María Luján. Entre ellos estaban, claro, las familias de los estudiantes de la minoría descontenta.
No sólo cambiaron la campera. También cambiaron el lugar donde confeccionarla, lo que llevó el precio de $ 4500 a $ 6100. Y la polémica estalló. “El tema acá es que no se acepte la votación de los chicos, lo que ellos eligieron. De los modelos que se presentaron, los chicos votaban”, señaló la mamá.
“A mí particularmente no me gusta, a mí nene sí. Es la que él eligió, la va a usar él. A mí me gustaba una que no se votó tanto, y que es ahora la que quieren las otras madres, pero es mi hijo el que la va a usar”, contó en Radio Cuarentena.
Como si fuera poco, su aparición en el programa le valió más reclamos y quejas. En el grupo de mamás y papás del curso, alguien envió el link de la transmisión y el debate giró hacia por qué había decidido hacer público algo que quizás podrían haber resuelto internamente.
Mientras tanto, tras dos años de clases virtuales y con suerte, en una escuela que no tiene equipo directivo porque desplazaron a la directora para sumariarla por un caso de bullying y la vicedirectora pidió el pase, en una ciudad donde hay escuelas consideradas “de primera” y otras “de cuarta” a las que nadie quiere llevar a sus hijos, los debates entre madres y padres son estos, los que los chicos y chicas ya habían resuelto en votación democrática.
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