Respaldan a la docente que dio a leer Cometierra, la novela que algunos padres consideraron “porno”
La escuela Normal citó a los padres del curso donde se leyó la novela, a pedido de un grupo que consideró "porno" las escenas de sexo que contiene el libro. Buena parte de la comunidad educativa se expresó a favor de la profesora.
La polémica en torno a la lectura de una novela que contiene algunos pasajes en los que se relatan escenas de relaciones sexuales provocó una reunión de padres con la directora de la escuela Normal y el respaldo de buena parte del sistema educativo a la profesora que eligió ese libro para que lean sus estudiantes del quinto año.
Este martes, padres y madres de ese curso de la secundaria 4 fueron citados por las autoridades de la institución, tras el planteo de un grupo de familias que consideraron “porno” alguno pasajes de la novela Cometierra, de la escritora Dolores Reyes.
Durante la reunión, ese grupo de padres expesó su descontento mientras otros no consideraron de gravedad lo ocurrido, al tiempo que las autoridades tomaron nota del reclamo y explicaron la fundamentación pedagógica para la elección de esa novela, que no sólo se da en ese curso ni en esa escuela ni en esta ciudad ni en esta provincia, de hecho está disponible para su descarga en portales educativos oficiales.

“Nos califican de mentes cerradas a los que fuimos a manifestar nuestro desacuerdo, porque consideramos que no es una novela para trabajar en la escuela”, dijo una mamá a La Opinión tras la reunión con la directora, que tuvo lugar este martes. “Fuimos a que nos escuchen y qu sepan que como papás estamos cuidando a nuestros hijos”, señaló.
Agregó que la autoridad del colegio les dijo que se “queden tranquilos que no se iba a repetir” y que se fueron “conformes” porque “fue todo con mucho respeto”. “Nosotros sólo defendemos la educación de nuestros hijos”, sostuvo y añadió: “Esos capítulos donde todo es sexo explícito se podrían haber obviado”.
La profesora recibió respaldo de buena parte del sistema educativo, que consideró que los planteos no son aceptables en la medida en que, como dijo la propia autora de la novela y señalaron docentes de otros distritos ante la misma polémica, Cometierra es mucho más que esas escenas en las que se relatan encuentros sexuales.
Cometierra es una novela celebrada, premiada y traducida a diversos idiomas que le otorgó a la autora, una docente de la localidad de Pablo Podestá, partido de Tres de Febrero, un lugar de consideración entre las voces de la nueva literatura argentina.
Quienes respaldaron a la docente señalaron como un intento de censura y una persecución injustificable el planteo del grupo de padres que consideraron “pornografía” a la novela de Dolores Reyes.
Entre ellos, hubo quienes expresaron preocupación porque “se horroricen por eso (las escenas cuestionadas) y no por la problemática que plantea” la novela, que tiene como protagonista a una chica hija de una víctima de femicidio que vive en la cotidinaeidad de la pobreza en el conurbano y que tiene el don vidente de saber dónde fueron a parar mujeres que están desaparecidas en contextos de violencia.

La lectura de Cometierra fue propuesta en la planificación anual presentada por la profesora de ese curso a principios de año y también entre las sugerencias de la jefatura de departamento de Literatura, que nuclea los docentes del área.
La polémica generó en parte del sistema educativo preocupación porque podría derivar en “disciplinamiento” o “autocensura” entre docentes que quizás analizarán dos veces si ofrecen lecturas de estas características, ante eventuales reclamos como este.
En ese marco, la inspectora de Educación Secundaria Lucía Barbieri destacó la tarea de la docente que dio a leer Cometierra “por interpelar y por enseñar sin miedo, garantizando derechos”, un respaldo, si bien personal, que tiene el peso de una autoridad educativa de relevancia.
En el debate en la publicación de este medio, el librero y referente de la literatura local Román Solsona reflexionó: “Es una pena que se escandalicen por las formas y que confundan toda experiencia sexo-afectiva con pornografía. Acaso lo peor sea, además, subestimar la comprensión y el juicio que puedan hacer los pibes y las pibas a partir de lo que leen. Es el miedo de las instituciones a todo aquello que irrumpa. La familia y la escuela, dos pilares bien enseñados y aprendidos, entran en el ruido. De todos modos las minorías puritanas no son una novedad. En este país se prohibió El Principito. Y ahora se regala para los cumpleaños”.
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