Su pasión era el boxeo, pero su relación con el delito lo fue alejando del cuadrilátero hasta que lo abandonó por completo.
Su nombre aparece grabado en los libros de actas de la Comisaría San Pedro desde 1986, cuando ya por aquellos tiempos venía a la ciudad y, en compañía de otros emblemáticos ladrones locales, asaltó a varios comerciantes.
Uno de sus primeros golpes fue en una carnicería que en aquel momento se encontraba sobre la calle Liniers. Branto Ayala, con apenas 24 años y en compañía de un delincuente sampedrino, ingresó armado, redujo a los dos carniceros, les pegó con el mismo revólver en la cabeza y luego de amenazarlos huyó con la recaudación del día.
También se lo relacionó con el asalto y robo a un hotel céntrico de la ciudad, donde llegó con varios cómplices. Ingresaron tras chocar un auto del garaje, se llevaron el dinero que había y huyeron en el auto importando del dueño.
Pero “el Zurdo” o “Tito”, como lo llaman aún hoy, se fue haciendo conocido por sus andanzas delictivas y relacionándose con otro tipo de bandas, cada vez más pesadas. Los robos a comercios pequeños fueron quedando de lado y sus objetivos comenzaron a ser bancos, supermercados y empresarios.
Un miembro de las bandas más famosas
Nueve años después de aquel robo en San Pedro, en 1995, apareció implicado en el atraco a la sucursal del Banco Río en Baradero. La banda se llevó 500 mil pesos luego de tomar a 12 clientes como rehenes. Allí fue cuando se lo vio por primera vez actuando junto a Rodolfo “El Ruso” Lohrman, uno de los delincuentes más conocidos en todo el país, quien fuera detenido el año pasado en Portugal, tras permanecer 14 años prófugo.
Estuvo vinculado al homicidio del policía Somohano, en el almacén rural El Torito, en Baradero; al robo del banco Francés de Hurlingam; otro asalto a una clínica de Capital Federal; y un asalto a un banco de Venado Tuerto en Santa Fe, donde murió su hermano, Marcelo Branto.
Las bandas que integró fueron protagonistas de robos a camiones blindados y estuvieron involucradas en múltiples secuestros extorsivos. Volvió a caer preso, pero logró fugarse, esta vez nada menos que del penal de Villa Devoto. Intentó regresar a Baradero, pero en el acceso a la ciudad volcó el auto en el que se trasladaba. Iba vestido de cura y fue internado en el Hospital. Una enfermera lo reconoció y regresó al Penal; venía de robar un banco en Entre Ríos.
En el año 2004, se retiraba del country Champagnat de Pilar, en el que vivía, fue perseguido por la policía y chocó. Quedó detenido y se le secuestraron armas de guerra, incluyendo una ametralladora UZI.
Uno de los últimos delitos que se le conoció en la región fue cuando apareció vinculado al secuestro de la baraderense Claudia Miranda, propietaria del supermercado El Sol. Sucedió el 6 de octubre de 2004, cuando una banda de secuestradores la privó de su libertad y solicitaron $ 200.000 de rescate. Su marido abonó 28 mil dólares y tras siete días en cautiverio fue liberada en la localidad de Capilla del Señor.
Aseguran que Branto lideró muchas bandas y además de Lohrman compartió muchos de los hechos con otros peligrosos malvivientes como el “Gordo” Valor, “La Garza” Sosa, el “Bomba” Gallardo, y varios de los que integraron el grupo denominado “los 12 apóstoles”, tristemente conocidos por el motín de Sierra Chica.
Por el último delito cometido, Branto Ayala, había sido condenado a 28 años y 6 meses de prisión efectiva, pero la pena le fue morigerada y el 17 de octubre de 2017 recibió una medida de salidas transitorias. Tras la primera, nunca más volvió a la cárcel de Ezeiza, donde debía regresar.
Amigos de viejas andanzas
Quienes conocieron parte de la trayectoria delictiva de Roberto “El Zurdo” Branto Ayala coinciden en asegurar que el detenido y Pablo Morel salían a robar juntos desde hace mucho tiempo. No en vano los fiscales de Baradero sospechan que sean ellos los responsables de varios de los hechos cometidos en las últimas semanas en la vecina localidad.
Si bien Morel tenía antecedentes, su prontuario no tenía la magnitud del de Branto Ayala. De todos modos hacía varios años que salían a delinquir en pareja y se los recuerda como los protagonistas del asalto a una joyería de San Antonio de Areco donde se llevaron joyas y dinero luego de reducir a los dueños y empleados.