Es hora de hablar seriamente. El principal problema que tenemos en la lucha contra la inseguridad no está en la falta de personal policial ni en la escasez medios materiales. No digo que no sean éstos graves problemas; digo que debemos mirar más profundo para poder observar los problemas que han envenenado el corazón del sistema de seguridad de nuestro país, cuya falta de abordaje resulta ineludible si no queremos caer en la hipocresía. He aquí algunos ejemplos de lo que trato de transmitir: 1) Cómo pretendemos pedirle a un agente de la policía que acaba de jugarse la vida en un hecho para defender nuestra familia, que lo haga nuevamente, si al poco tiempo ve al mismo malviviente en libertad y delinquiendo. Esto hace que hasta el más fuerte baje los brazos. 2) Cómo pretendemos combatir el narcotráfico, si en el mismo se encuentran involucrados quienes deben protegernos de este flagelo. Y así de tantas otras actividades delictivas. 3) Cómo podemos pretender reinsertar en la sociedad a los delincuentes condenados a penas privativas de libertad, si las cárceles son escuelas del delito manejadas por los mismos internos. La lista de ejemplos puede ser numerosa, pero alcanza con estos para ponernos la piel de gallina. Los delincuentes deben ser penados y las penas deben cumplirse en lugares adecuados. El delito organizado no puede existir dentro de las mismas organizaciones que deben cuidarnos. La lucha contra la inseguridad debe ser el primer punto de la agenda de la política y cada gobierno local debe hacer su máximo esfuerzo en ese sentido. Pongamos el problema en la mesa de discusión, para que no pueda ser eludido, sino ¿de qué otra cosa vamos a hablar?
Carlos Francisco Casini.
DNI 22.476.332 – ([email protected])
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