Silvio Velo volvió a donde empezó su carrera en el fútbol para ciegos y jugará la Liga Nacional 2022
Se incorporó al equipo del Instituto Román Rosell, que se fusionó con Atlas y es donde a los 10 años llegó para estudiar y conoció la pelota con sonido, el "descubrimiento de su vida", como lo define. El plantel, último campeón del certamen que reúne conjuntos de todo el país, debutará el próximo sábado.
Silvio Velo, a sus 50 años, regresó al Instituto Román Rosell de San Isidro que es donde empezó su carrera en el fútbol para ciegos. La entidad hizo una fusión con Atlas de General Rodríguez, que tenía un proyecto cuya principal figura era el sampedrino, y competirá desde el próximo fin de semana en la Liga Nacional 2022.
La leyenda del deporte paralímpico anunció su vuelta a la entidad en la que se formó a través de sus redes sociales: “Tuve la fortuna de vestir las camisetas de River y Boca, pero ahora es momento de regresar al primer amor. Mi vida en este hermoso camino del fútbol la comencé en el Instituto Román Rosell. Ahí descubrí la pelota con cascabeles, me hice de amigos, formamos la Selección Argentina y así ya pasaron más de 30 años de una carrera que jamás imaginé”.
Instituto Román Rosell, campeón en el último campeonato nacional realizado en 2019 dado que luego por la pandemia de coronavirus no hubo competencia, debutará el sábado ante Huracán y Municipalidad de La Plata en la zona Sur A que también compone River Plate.
El torneo reúne a 22 elencos de toda Argentina divididos en cinco grupos. En la región Litoral compiten Los Linces de Jujuy, Libertad y Desocha de Chaco, Magos de Misiones y Lucero de Formosa; en la Norte lo hacen UCASE y Municipalidad de la Banda de Santiago del Estero, Universidad de Tucumán, Jaguaretés y Jaguaretés Juniors de Salta; en la Centro Guerreros A y Guerreros B de Córdoba, Fénix de Rosario y Los Búhos de Santa Fe; y en la Sur B Estudiantes y Centro Vasco de La Plata, Cuervos de la Barranca de La Pampa y CIDELI de Mar del Plata.
Velo empezó a jugar al fútbol de niño en el barrio Las Canaletas. Lo hacía en un potrero de la zona con chicos que no tenían la misma discapacidad que él. A los 10 años dejó San Pedro para ingresar al Instituto Román Rosell dado que, por su condición hasta entonces sólo había completado el jardín.

Mientras aprendía el sistema de escritura braille y se educaba como a toda persona con discapacidad visual, conoció que los niños en la institución de San Isidro jugaban al fútbol con una pelota que tenía sonido, el “descubrimiento de su vida”, como lo define cada vez que habla de su pasado. Desde entonces, el pibe que pensaba que por su condición no iba a poder practicar el deporte que amaba y para el que tenía un don, supo que iba a ser su medio de vida.
Lo que siguió es conocido para todos los sampedrinos: triple medallista paralímpico -en Atenas, Grecia, 2004 fue plata mientras que en Beijing, China, 2008 y Río de Janeiro, Brasil, 2016, bronce-, campeón mundial y nominado el mejor jugador del planeta en reiteradas oportunidad. 40 años después, Silvio Velo regresa al Román Rosell devenido en leyenda.
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