No importó si tenía días, meses, años o muchos años, como tenía nuestra mamá y abuela.
No importó si era rubia o morocha, tampoco si era linda o fea, si tenía o no dinero, si tenía o no coseguro médico.
Solo importó “la persona”, la persona anciana y a la vez luchadora; importó la abuelita que quería “vivir”, vivir sin dar trabajo, vivir sin molestar, vivir rodeada de afectos.
Importó la mujer que estaba apagándose de a poco e igualmente contestaba al: -¿Cómo estás? -Bien, estoy bien.
¡¡¡Qué mujer!!! Y ¡¡qué equipo médico!! ¡Qué profesionales! ¡Qué seres humanos!
Agradecemos a la vida y a nuestra madre por hacer cruzar en nuestro camino, primero a Micaela Schiafino, que la recibió con el “combo completo “que ella traía.
Luego se sumó Gabriel Sayago, comprometiéndose hacia la paciente y hacia la familia, dejando encargado en su momento de ausencia a Yamila Marich.
No alcanzan las palabras de agradecimiento, a ese equipo de profesionales que trataron a nuestra madre con dedicación, con valentía, siempre buscando la mejor opción, el mayor bienestar para ella. Gracias, gracias mil gracias Gabriel por tus idas y venidas a diálisis, por tus llamadas por teléfono, por tu comunicación constante con Micaela.
Gracias Micaela por preocuparte, gracias Yamila, gracias Joel Scorcelli, que acompañabas.
Gracias por comunicarse con nosotros dándonos las condolencias en el momento del velatorio.
También queremos agradecer al personal de la clínica San Pedro (en especial enfermeras y mucamas), que la trataron y nos trataron tan bien.
Agradecer al equipo de “diálisis” de la clínica San Martín, al personal de servicios de ambulancia de la Coopser y al personal de Pami.
Simplemente gracias…
Familia de María Angélica Cajide (Mary)
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