Tokio 2020: por qué Brenda Rojas hizo historia en los Juegos Olímpicos y cosechó certezas para el futuro
Es la única palista de Argentina en competir en dos citas olímpicas y, teniendo en cuenta sólo atletas sampedrinos, quedó detrás de Julio Alsogaray quien estuvo en tres. Sus jóvenes 25 años y el haberse superado en Japón en K1 son indicios de que tiene margen para crecer.
La historia de vida de Brenda Rojas no merece una historia deportiva menos trascendente, aun en una disciplina de suma dificultad en la que el entrenamiento es la base de todo logro y el talento ocupa un lugar no tan preponderante. En una Argentina cuya actividad no es tan tradicional, pero sí en su San Pedo natal, la joven de Las Canaletas dejó su huella en los Juegos Olímpicos y, sobre todo, cosechó certezas para el futuro.
Con su incursión en Tokio 2020, donde fue semifinalista en K1 500 metros y eliminada en cuartos de final en K1 200, se convirtió en la única kayakista nacional en competir en dos citas olímpicas por sobre, entre otras, Sabrina Ameghino. En Río 2016 fue 13ª en K4 500 metros junto a Magdalena Garro, Ameghino y Alexandra Keresztesi.

A nivel local, con ella en Japón la ciudad estiró su racha de presencias consecutivas en Juegos Olímpicos a cuatro. La correlatividad empezó en Beijing 2008 con Julio Alsogaray y la futbolista Ludmila Manicler y siguió en Londres 2012 por el timonel. A Río de Janeiro 2016 fueron Alsogaray, Rojas y Carreras y fue récord por encima de los dos deportistas que lo hicieron en Beijing 2008 (Manicler y Alsogaray) y Londres 1948 (el velerista Emilio Homps y el boxeador Rinaldo Ansaloni).
A su vez, sólo Alsogaray con tres incursiones olímpicas la supera en la lista sampedrina con más participaciones en Juegos Olímpicos. Ella acumula dos al igual que el boxeador Rinaldo Ansaloni quien fue a Londres 1948 como suplente de Mauro Cía y Helsinki 1952. El resto (Manicler, Carreras, Homps, el timonel Eduardo Farré y el púgil Carlos Leyes) lo hicieron en una ocasión.

Con apenas 25 años Brenda Rojas es la mejor palista de Argentina y lo ratificó antes de Tokio 2020 al ganarle la plaza a Ameghino aun sin nunca habiendo competido a nivel internacional en la modalidad individual. Su condición la ratificó en Japón donde, como era previsible, estuvo lejos del podio, pero peleó mano a mano frente a las mejores exponentes del mundo.
La concentración de un mes en Portugal fue clave porque dio un paso adelante en su nivel para el gran objetivo de su temporada y notó que tiene mucho más para dar y crecer en el canotaje para llevar a su país a las regatas más importantes del mundo, como lo hizo Agustín Vernice en la final del K1 1000 metros en los Juegos Olímpicos. Para eso, deberá seguir esforzándose y superar los obstáculos que tiene el deporte amateur argentino que, cuando las cámaras de Tokio 2020 se apaguen, volverán a quedar detrás de escena.
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