No es fácil emitir opiniones sobre una tragedia que enlutó a muchas familias, y quien debe hacerlo debe afilar su pluma y hablar con coherencia y conocimiento de causas. A pesar de las pericias que realizaron, extracciones sanguíneas, ¿nadie se preguntó acaso sobre si hubo invasión de un carril y por qué causas se hizo, si por esquivar algún obstáculo; si participó otro vehículo, no identificado, etc., etc.? Todos se aferran a la moto de tiro, que no está bien, pero tampoco sabemos si ello originó la tragedia. ¿Por qué no preguntarse si hubo otros agentes que incidieron en el accidente? La moto pudo haber llevado el trámite normal en su marcha, ¿o no?
Tal vez, atada como estaba, seguía el mismo destino del Renault 12. ¿Por qué aventurarse con hipótesis tan endebles? Realmente escuché varios opinólogos que nada saben de la realidad vial, y es lamentable que muchos les den aire. ¿Se preguntaron el estado de los rodados, cómo estaban? Alguno se atrevió a decir “hay que controlarlos a la madrugada”. ¿Sabrá el señor que no es que no se controla porque no se quiere sino porque deben reunirse condiciones especificas para realizar dichos operativos nocturnos? ¿O le parece bien que lo que se realiza en la ciudad de noche, deteniendo rodados en el centro de la calzada sin balizas ni chalecos refractarios, entre las tinieblas, y se atenta contra seguridad vial? ¿Sabrá que no existe logística ni elemento humano suficiente para tal fin? En la Ruta 1001 jamás hubo un control a esas horas de la madrugada.
Esperemos los resultados periciales. Las familias que perdieron a sus seres queridos quieren saber la verdad, en todo su derecho. Muchos factores fallan en el sistema vial, desde la inoperancia de nombrar funcionarios sin conocimiento de nada, hasta sentarse en un micrófono y acusar porque el aire es gratis, lesionando la memoria de los muertos.
Adalberto Rubén León, Crio.
Inspector RA. – DNI 12 484 487
Ads