Valentía olímpica: la medallista Eugenia Bosco denunció por abuso a su entrenador de niña del Yacht Club de Olivos
Lo reveló ante La Nación. La situación de abuso ocurrió cuando ella tenía entre 11 y 12 años, y viajaba para entrenar. El acusado es Leandro Tulia, sobre quien pesan otras tres denuncias similares. "Me encantaría que esto haga un efecto y genere un cambio", aseguró.
La medallista olímpica sampedrina Eugenia Bosco hizo una revelación que conmocionó al mundo del deporte internacional: denunció por abuso sexual a su entrenador del Yacht Club Olivos, hechos que ocurrieron cuando ella tenía entre 11 y 12 años.
Eugenia reveló la situación públicamente ante el diario La Nación en una entrevista con la periodista Vanesa Valenti, cuyas repercusiones recién comienzan, puesto que todo indica que generarán que otras víctimas de abuso den el paso y se animen a denunciar.

Tal como le pasó a ella en 2020 cuando vio el documental de Netflix Atleta A, que relata la historia de las gimnastas estadounidenses que denunciaron a su entrenador.
"Me desbloqueó el recuerdo y pensaba: esto me pasó a mí", dijo Bosco tras ver la película.
Eugenia empezó a navegar a los 8 años en el club Náutico. Sus buenas condiciones deportivas emergieron rápidamente y empezó a viajar a entrenar el Yacht Club Olivos. Iba los fines de semana. A veces con su hermano Santiago, a veces sola.
En Olivos se quedaban a dormir bajo el cuidado del entrenador al que ella y al menos tres chicas más denunciaron por abuso sexual: Leandro Tulia, imputado por la Unidad Fiscal Especializada en Género de Vicente López. La Nación informó que el acusado "negó los hechos por intermedio de su abogado".

Eugenia Bosco vive en España, donde desarrolla la exitosa carrera deportiva que el año pasado la puso en los más alto: con 27 años, junto a Mateo Majdalani, obtuvo la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París en la categoría Nacra 17 de vela.
En la Ceremonia de Clausura de los JJ OO, portó la bandera argentina junto al ganador del Oro en ciclismo, José "Maligno" Torres. En San Pedro, fue recibida con honores y toda la ciudad siguió las competencias para acompañar sus logros.
En la tapa de los Personajes del Año de la revista Gente, su rostro sonriente brilló entre artistas y políticos. Por segundo año consecutivo, ganó el Olimpia de Plata, máximo galardón deportivo nacional.

"Cuando estás ahí pensás en un montón de momentos, en un montón de etapas de la vida, en todo lo que uno pasó para llegar ahí", le dijo a La Nación. La denuncia fue después de los Juegos Olímpicos, cuando decidió "cerrar una etapa", la de los padecimientos a los que fue sometida de niña.
"Sucedió cuando era muy chica", contó. "No sé cómo explicarlo, pero fue algo que pasó, no lo controlé, tenía 11 o 12 años y lo aparté de mi vida", agregó.
Hasta que el acompañamiento profesional le permitió volver sobre ello y trabajarlo. "Yo sabía que había algo en mí, no sabía de dónde venía. Cuando esto vino, empecé a entender un montón de cosas", contó.
"Es un camino de mucha lucha interna, de mucha resiliencia, de seguir creciendo. Es un camino que lleva su tiempo", dijo Eugenia en la entrevista. Tras años de silencio, de "sentir vergüenza" y hasta de "pensar que era culpable", pudo dimensionar lo ocurrido y decidió denunciar en la Justicia.

La niña Eugenia iba todos los fines de semana al Yacht Club Olivos. Se quedaba a dormir con el grupo que conformaban otros deportistas como ella, que ya eran sus amigos. Siempre bajo la responsabilidad de Tulia, el entrenador denunciado.
Las situaciones de abuso que denunció se dieron "siempre en ese ámbito, en el círculo de este club". Con el tiempo, Bosco entendió que muchas de las situaciones que el entrenador generaba tenían que ver con eso.
"Cuando te distanciás o cuando hablás con gente de otros clubes, cuando vas creciendo, te vas dando cuenta de que había cosas que no estaban bien. Es muy difícil verlas desde adentro", analizó y lamentó:
"Mis padres siempre confiaron en esto, confiaron este persona y en el club, tenían la confianza de que sus hijos estaban bien en un club por el fin de semana".
Para la pequeña Eugenia, el deporte y ese club eran su mundo. Había advertencias y "control de los miedos" por parte del entrenador abusador, por lo que nunca contó nada de lo ocurrido.
"Por seguridad, por no querer dejar de ir al club, de compartir con mis amigos, todo se me borró. Es como que lo agarrás y decías adiós", reveló.

Muchos años después, en plena pandemia, aquellos hechos volvieron. Tenía por delante los Juegos Panamericanos de 2023 y París 2024.
Decidió concentrarse en esos desafíos y esperar. Cuando volvió a España tras la medalla de plata y el reconocimiento nacional e internacional, el tema resurgió y tomó la decisión de denunciar.
"La noche anterior no paraba de llorar. No podía, realmente. Al día siguiente me acompañaron mis padres y fue muy liberador, muy sanador", contó a La Nación.
"Desde ahí me sentí poderosa, es una sensación muy linda, encima con todo el momento (deportivo) que estoy viviendo. Esa sensación fue muy sanadora"., aseguró.
Eugenia consideró que haber hecho silencio tantos años la "condicionó en un montón de cosas". El respaldo de su círculo íntimo, la familia, los amigos, fue crucial, además de la ayuda profesional.

Contenida y liberada del peso de haber callado, aseguró: "No lo vas a poder sacar nunca de adentro tuyo, pero sí avanzar y seguir adelante. Convivir con eso".
"Me gustaría que llegue lejos, porque creo que es un mensaje lindo para la sociedad. Para niños, padres, entrenadores, para gente que trabaja en círculos así, con niños, sobre todo, o con mujeres. Hay un montón de situaciones que se dan en las que no importa la edad", señaló.
"Hay que tratar de ser empático con la otra persona y pensar en lo que le estás diciendo, que tal vez un piropo o un comentario a la otra persona le está generando algo. Obviamente me encantaría que esto haga un efecto y genere un cambio", reflexionó.
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