Vecina de los Luna y los Cabrera se tuvo que ir de la casa por los disparos: le robaron todo y teme que le usurpen
El 27 de enero escapó en medio de la balacera. Esta madrugada, tres semanas después, entraron a robarle y le destrozaron todo. "Perdí lo que con mucho esfuerzo conseguí", se quejó. No puede volver y nadie le da garantías de que pueda recuperar su hogar.
Johana Cabañas vivía en la zona de Fray Cayetano Rodríguez y Mateo Sbert, escenario de conflictos entre las familias de reconocida trayectoria delictiva Luna y Cabrera que implican ataques armados y disparos que en septiembre de 2020 se cobró la vida de Vanesa Martínez, quien quedó en medio de una balacera y por cuyo homicidio fue condenado a 14 años de prisión Matías Bergara.
"Vivía", porque se tuvo que ir. El 27 de enero pasado, en medio de otro de los enfrentamientos habituales entre los dos bandos, los Luna, que viven casi pegado a su casa y la de su madre, la acusaron de ser "buchona de los Cabrera" y le dispararon a quemarropa. Casi la matan. A ella y a sus hijos.
En medio de la desesperación, Johana reunió unas pocas cosas y escapó por la barranca. Estuvo una hora escondida entre pastizales hasta que logró llegar a la casa del padre de sus hijos. Su madre y la pareja también tuvieron que irse. A tres semanas, este miércoles se anoticiaron de que les robaron todo.

Una vecina les avisó. Habían entrado a ambas viviendas, una más precaria que la otra, para revolver todo, orinar en el piso, revisar los cajones, desactivar la instalación eléctrica, robar una gran cantidad de cosas, entre ellas la ropa de los nenes, y preparar otro tanto para llevárselo. Hasta se cocinaron una milanesa y la comieron en la mesa de Johana.
En Fiscalía le dijeron a la joven que vuelva a la casa y que cualquier cosa llame a la policía. Ella sabe que no puede volver y que los violentos del barrio ni siquiera respetarían una restricción perimetral. Teme por su vida y la de sus hijos.
"Pero ya no tengo miedo, perdí todo lo que tanto esfuerzo me costó", dijo ante La Opinión.
El testimonio que Johana brindó este martes frente a cámara podría ser replicado por cualquier vecino del barrio. Pero tienen miedo. Nadie se anima a denunciar lo que ella dejó asentado varias veces en la Comisaría. Los Luna y los Cabrera siguen a los tiros.
El exconvicto Jonathan Luna, que cumplió condena por homicidio, salió y a las pocas semanas fue detenido por robo a mano armada pero recuperó la libertad sin mayores problemas, se la pasa en la vereda sentado con un arma a su lado.
Los vecinos están amenazados. Les dicen que si hablan van a sufrir represalias: disparos, daños, usurpación, incendio de vivienda, muerte. Por eso no hablan. La mayoría hace lo que Johana también hizo muchas veces: cerrar la puerta de su casa e intentar abstraerse del conflicto entre bandas.
Pero no se puede. Las balas impactan en ventanas y paredes, los chicos lloran y gritan, los dueños del barrio mandan y se ríen de vecinos, policía y Justicia. "¿Hasta cuándo?", se preguntan todos. Nadie responde.
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