Preocupación por violencia y desorden al final de una fiesta destinada a los egresados
Algunos participantes se pelearon en la calle y la situación derivó en la intervención policial. El enfrentamiento preocupó a las familias de los adolescentes por la furia que expresan algunos en situaciones como estas.
El fin de semana pasado, durante la madrugada del sábado, se registraron hechos de violencia y desorden en el contexto de un baile destinado a egresados en las instalaciones céntricas del Club Mitre, que culminó de manera inapropiada cuando, a la salida y ya en la calle, se armó una batahola.
La celebración, que en prometía ser un evento festivo para los jóvenes próximos a graduarse, derivó en una situación caótica cuando algunos asistentes comenzaron a generar disturbios en las afueras del club.
La pelea, la intervención policial y la preocupación de las familias por lo ocurrido trajo a la memoria el caso del hijo del concejal Martín Rivas, quien recibió un piedrazo en la cabeza y que el mes pasado recibió el alta tras la última operación a la que tuvo que someterse.
La finalidad fue abrirles un espacio de diversión a los jóvenes, ofreciéndoles una “previa” de los bailes venideros que se llevarán a cabo entre noviembre y diciembre, con entrada gratuita para quienes concluyan con la secundaria y una entrada accesible para el resto.
Testigos relatan que los problemas comenzaron en el interior tras un altercado verbal entre un grupo de jóvenes, que luego se trasladó rápidamente hacia la calle, en el centro de la ciudad, transformándose en un enfrentamiento tan inesperado como innecesario.
Los golpes de puño y la agresión mutua no solo sorprendieron, sino también la participación de algunas mujeres. Además, no pasó inadvertido para los vecinos de la zona, que en algunos casos contemplaron la escena.
La intervención de la policía fue necesaria para restablecer el orden en la calle. Personal uniformado llegó hasta el lugar y, después de varios intentos de mediar para poner coto a la situación, lograron dispersar a los involucrados. Algunos, que no comprendieron la propuesta de la Policía, finalmente fueron retirados del lugar alzados entre varios efectivos.
La fiesta quedó salpicada por la actitud de algunos pocos, y deja abierta la preocupación sobre la seguridad en estos eventos masivos, donde no falta el alcohol y la consabida violencia que recrudece en algunas noches, como la señalada.
Detrás hay un objetivo y debe sostenerse a rajatablas: que los jóvenes puedan disfrutar de sus celebraciones, la fiesta de egresados soñada sin temor a que algunos pocos lo arruinen.
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