“Yanino” Aguado le ganó la batalla al coronavirus y volvió a Villa Igoillo: “Extrañaba, fue una sensación linda”
El presidente de la institución visitó el viernes las instalaciones después de dos meses en los que se contagió Covid-19 y luchó por su vida. "Me dijeron que tenía muy pocas chances de vivir", dijo a La Opinión, a la vez que relató el calvario que atravesó y le dejó secuelas.
Daniel Aguado es uno de los tantos sampedrinos que pone el corazón en un club sin recibir nada a cambio. Hace todo por los chicos, para que ellos puedan jugar al fútbol. Aunque nació, se crio y vive en el barrio América, preside desde hace diez años Fútbol Infantil Villa Igoillo y este viernes regresó a las instalaciones después de dos meses en los que se contagió coronavirus y libró su batalla más difícil.
“Me llevaron porque extrañaba un poco. Uno de los muchachos fue a ver la cancha y estuve un ratito. Fue lindo, una sensación linda, uno convive siempre con los chicos”, contó a La Opinión el hombre de 42 años sobre quien puertas adentro destacan el empeño que pone para que la institución crezca día a día a través de un proyecto en el que convergen dirigentes, profesores, padres y jugadores.
“Yanino”, como es apodado, la pasó mal. Muy mal. Su calvario empezó a principios de abril: “Se contagió mi sobrino y nos contagiamos todos. Pensé que no me lo había agarrado (por el coronavirus) porque vive al lado de mi casa y no tenía síntomas, pero a los dos días empecé con tos, fui a los consultorios amarillos, me hice el hisopado y al otro día me confirmaron positivo”.
Aguado sólo tenía tos. El día que le informaron que se infectó, su cuadro de salud desmejoró por la noche: “Me empecé a ahogar, me faltaba el aire. Me llevaron a la sala roja en el Hospital porque me saturaron y estaba muy bajo. Estuve diez minutos y me llevaron a internar a la clínica San Pedro donde me hicieron estudios y me sale que tenía los pulmones muy tomados”.
En el sanatorio privado le dijeron que debían pasarlo a terapia intensiva e intubarlo, pero no había camas. Gracias a la insistencia de su familia, el domingo 18 de abril, después de cuatro días en la Clínica San Pedro, lo trasladaron en ambulancia a Carmen de Areco, donde llegó “muy grave”. “Llegué el lunes a la madrugada y no conocía nada porque estaba perdido. Pregunté donde estaba y me dijeron que tenía problemas y que iba a estar en terapia intensiva”, contó.
“Me puse nervioso. Me dijeron -continuó- que tenía muy pocas chances de vivir y me quisieron intubar pero no quise. Les dije que si me pasaba algo que prefería estar así, yo hablaba con los médicos, una enfermera me calmó”.

En UTI, Daniel era consciente de lo que ocurría a su alrededor: “Cuando llegué éramos ocho en terapia intensiva en Areco. A la noche del otro día, cuando me llevaron la comida, quedaba yo solo y me largué a llorar. Se habían muerto todos, cinco adultos y dos jóvenes. Esa noche lloré mucho, estaba solo, muy asustado”.
Con su familia no tuvo comunicación por una semana y recién pudo hacerlo cuando le llevaron un celular: “Ellos no me podían visitar ni ver. Estuve 6-7 días sin saber nada, estaba perdido, no entendía nada. Pensé que no iba a aguantar, era un infierno. La gente que dice que no pasa nada, es porque no la pasó”.
En total, Aguado estuvo quince días internado en terapia intensiva y otro seis en sala común. Cuando mejoró lo trasladaron a San Pedro, al Hospital, donde le descubrieron, a través de una tomografía, una neumonía bilateral y permaneció otros diez días en observación en sala común hasta que volvió a su casa en América con secuelas, tal le explicó un médico en San Antonio de Areco: “Me dijo que me iban a quedar temas cardiológicos, en la sangre y en los pulmones”.
“Cuando llegué éramos ocho en terapia intensiva en Areco. A la noche del otro día quedaba yo solo, se habían muerto todos”
Daniel Aguado
“Yanino” está en recuperación acompañado de su familia. “Tengo que seguir por un tiempo largo porque quedé con algunas cosas en los pulmones, estoy en casa con pastillas y tratamiento. Tengo una recuperación de entre tres y cinco meses por el tema del oxígeno. Salí con varias secuelas”, indicó.
Lo positivo es que los estudios cardíacos que le practicaron días atrás en el Hospital Sadiv y que eran su mayor preocupación, arrojaron resultados satisfactorios. Y agregó: “Me quedó el tema del pulmón izquierdo que se trata con el tiempo porque es como una fibrosis. Salí, pero salí con algunas cosas”.
Daniel Aguado preside Villa Igoillo hace 10 años
Su desembarco en Villa Igoillo fue de casualidad. Hace más de una década, cuando todavía era director técnico de la reserva de Banfield, fue a ver un partido de quien denomina su ahijado, pero no lo es. Por esos días, la entidad se quedó sin entrenador en la división 2004 y como él tenía el carnet habilitante para dirigir, le pidieron “una mano”: “El padre de mi ahijado me dijo si quería sumarme porque yo tenía carnet porque dirigía la reserva de América. Fui ayudar un mes solamente, fueron dos, tres y ya me quedé”.
Un año después Aguado se convirtió en presidente, cargo que ostenta desde hace dos lustros y que seguirá en él porque al Covid-19, que en San Pedro se llevó más de 180 vecinos, aunque costó, le ganó la batalla.
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